Los primeros pueblos indoeuropeos que habitaron I se dividen en itálicos y no itálicos. Las invasiones de indoeuropeos aportaron la cultura de terramaras en la llanura del Po (1500-1200 a. C.).
Son numerosos los pueblos itálicos. Históricamente, tienen mayor interés los latinos del centro y Sur de Italia que, junto con los umbrios, en Italia central, constituyen los italiotas. Los primeros parece ser que penetraron por el N en los comienzos de la Edad de Hierro (s. IX a. C.), a lo largo de la costa occidental, y se instalaron, siguiendo la dirección S, en el Lacio, Campania y Lucania (Basilicata), hasta llegar al golfo de Tarento, donde fueron influidos por los griegos y los samnitas.
La cultura propiamente latina se desarrolló en el Lacio, donde los latinos se asentaron en sucesivas oleadas, en una zona bastante reducida que facilitó cierta unidad política a base del pacto de alianza. Practicaban la incineración en urnas esferoidales; sus costumbres, campesinas, eran sencillas, con una lengua y un Derecho que se trasmitió a Roma y a todo el mundo romanizado. Distribuidos en pagi (circunscripciones familiares) y oppida (elevaciones del terreno) con carácter defensivo, se federaron en cantones autónomos que gobernaban un príncipe y el Consejo de ancianos. Su centro era Alba Longa, a orillas del lago Albano, en las proximidades de la actual Castelgandolfo. Dos tribus latinas y una sabina fundaron Roma, a mediados del s. VIII a. C. Probablemente, los pobladores de la nueva ciudad destruyeron Alba Longa, con lo que se beneficiaron los etruscos para dominar en parte del Lacio, aunque según T. Mommsen los etruscos no alcanzaron el Lacio (Historia de Roma, Madrid 1956). Los latinos fueron absorbidos por los romanos, de los que recibieron la ciudadanía desde el 90 a. C.
Próximos de los latinos estaban los faliscos, también itálicos, aliados de los romanos (343-339) y cuyo centro, Faleria, a unos 40 Km. de Roma, fue destruido por los romanos (241 a. C.). Entre los umbrios, habitantes de Umbría, al E de Etruria, en el alto curso del Tíber, cabe distinguir entre sabinos al S y picenos al E. Los primeros, que vivían entre las actuales ciudades de Terni y Rieti, fueron aliados de Roma, según la leyenda, tras el rapto de las sabinas por Rómulo. Los picenos se extendían entre los montes Apeninos y el mar Adriático. Una de sus principales ciudades era Ancona, fundada por los griegos de Siracusa a principios del s. IV a. C. y conquistada por los romanos en el 268 a. C., cuando someten la región habitada por los picenos. Relacionados probablemente con los umbrios estaban los ecuos, hénicos y volscos, también llamados todos ellos italiotas por ser portadores de la cultura del Hierro. El territorio de los ecuos, en el Lacio, abarcaba el Alto Anio, con capital en Penestre (Palestrina), y fue conquistado por los romanos sobre el 305 a. C. También en el Lacio, al SE de Roma, se asentaban los hérnicos, posibles descendientes de los sabinos y cuya principal ciudad era Anagnia. Aliados en un principio a los romanos, luego se rebelaron contra ellos (487 a. C.) y fueron dominados a fines del s. iv a. C., un siglo antes que los volscos, que poblaron la parte oriental del Lacio. El grupo itálico más numeroso es el lingüístico oscoumbrio, del que ya se han citados los umbrios. De N a S, a partir de los Abruzos, en el centro de Italia, pueden citarse varios pueblos. Los marsos, al S del lago Fucino, procedían posiblemente de Germania; fueron sometidos por los romanos sobre el 308 a. C. Los pelignos se extendían al O del lago Fucino. En Campania, los oscos se anexionaron Capua (s. IV a. C.), parece ser que Pompeya fue construida por los oscos (s. VIa. C.). De origen osco eran los ausones (de ellos deriva el nombre de Ausonia que se dio a Italia en la poesía antigua) situados en Campania, en torno a Cumas, ciudad que los griegos de Calcis (en Eubea) habían fundado en la costa del golfo de Nápoles (s. VIII a. C.). Esta ciudad, próxima a la actual Cuma, desempeñó un decisivo papel en la Italia antigua al oponerse, en unión de los latinos, a los etruscos, a los que expulsó de Campania, con ayuda de los siracusanos, a raíz de la citada batalla de Cumas; después de ser ocupada por los samnitas (último tercio del s. V a. C.), Cumas pasó definitivamente a poder de los romanos en el 334 a. C.
Próximos de los latinos estaban los faliscos, también itálicos, aliados de los romanos (343-339) y cuyo centro, Faleria, a unos 40 Km. de Roma, fue destruido por los romanos (241 a. C.). Entre los umbrios, habitantes de Umbría, al E de Etruria, en el alto curso del Tíber, cabe distinguir entre sabinos al S y picenos al E. Los primeros, que vivían entre las actuales ciudades de Terni y Rieti, fueron aliados de Roma, según la leyenda, tras el rapto de las sabinas por Rómulo. Los picenos se extendían entre los montes Apeninos y el mar Adriático. Una de sus principales ciudades era Ancona, fundada por los griegos de Siracusa a principios del s. IV a. C. y conquistada por los romanos en el 268 a. C., cuando someten la región habitada por los picenos. Relacionados probablemente con los umbrios estaban los ecuos, hénicos y volscos, también llamados todos ellos italiotas por ser portadores de la cultura del Hierro. El territorio de los ecuos, en el Lacio, abarcaba el Alto Anio, con capital en Penestre (Palestrina), y fue conquistado por los romanos sobre el 305 a. C. También en el Lacio, al SE de Roma, se asentaban los hérnicos, posibles descendientes de los sabinos y cuya principal ciudad era Anagnia. Aliados en un principio a los romanos, luego se rebelaron contra ellos (487 a. C.) y fueron dominados a fines del s. iv a. C., un siglo antes que los volscos, que poblaron la parte oriental del Lacio.
Los samnitas, de lengua osca, habitaban el centro montañoso de Basilicata (v.), cuya capital Vovianum (Boiano) fue conquistada por los romanos (299 a. C.); pastores nómadas de organización tribal y gobierno aristocrático, no constituyeron un Estado unitario, sino una federación; después de la retirada de los etruscos, se establecieron en Campania (s. v a. C.) y sostuvieron una serie de guerras contra los romanos, desde que éstos comenzaron su expansión (primera 343-342; segunda, 327-304; tercera, 298-291), hasta que fueron dominados por ellos (mediados del s. in a. C.), aunque se rebelaron junto con los marsos y promovieran la guerra social de principios del s. i a. C. En la costa adriática de Molise se encontraban los frentanos, sometidos por los romanos en el s. iv a. C. También en la costa adriática, al lado de Pescara, habitaban los marrucinos. Desde la costa tirrena al golfo de Tarento, se extendían los lucanios, culturalmente influidos por los griegos, contra quienes lucharon. Aliados primero de los romanos (298 a. C.), se enfrentaron luego a éstos en las guerras de Pirro (v.) y Aníbal (v.). A los lucanios se sometieron los brucios de Calabria (v.), que habían formado una federación (356 a. C.) con intención de apoderarse de las ciudades griegas costeras. También formaron parte en las tropas de Aníbal, durante las Guerras púnicas (v.).
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